Devocionales

Reflexión: Uno de los más grandes retos que enfrentan los hombres de Dios hoy día, es el de la enemistad que el evangelio les genera con aquellos que no creen en el evangelio.

Creyentes de base se ven ya en este dilema al ser confrontados por sus familiares más cercanos con frases como: “ya se nos volvió aleluya” O, “ahora como es hermanito” y otras tantas frases que pretenden hacerlo sentir culpable de algo que bien sabemos no tiene nada de malo y en lo cual el creyente genuinamente cree. No es difícil ver que las familias que antes invitaban al creyente a todas sus fiestas, ahora lo hacen aparte, lo ignoran y aun hacen burla de él, solo por el simple hecho de que ya cambio de hábitos y sus nuevas costumbres o la práctica de su fe, no van más con el sistema de este mundo.

Eso hablando del creyente base, que no podríamos decir de los pastores y líderes de la iglesia; ellos enfrentan un reto aun mayor, ya que no solo enfrentan la oposición de sus propias familias sino también la de toda una variada gama de creyentes que en la mayoría de veces llegan a las iglesias permeados de pensamientos doctrinales que pretenden imponer en la nueva congregación donde llegan y de no ser tenidos en cuenta, desatan todo un arsenal de estrategias orientadas a llamar la atención del Pastor y así lograr que su “pensamiento” o doctrina sean tenidos en cuenta. Como podemos darnos cuenta el evangelio autentico y limpio enfrenta muchos retos y por esa razón demanda lideres comprometidos con Cristo. Ese es el tipo de predicadores o pastores que está buscando Dios. 

Se requiere gente que no comprometa la verdad bajo ninguna presión o estrategia. No faltan creyentes que amenazan con abandonar la congregación si el Pastor no hace esto o aquello, si no delega un ministerio solo porque sobre él se ejerce esa presión o si no hace cambios que, al parecer del hombre, son necesarios. Con todo eso, el orden, la estructura y la razón de ser de la iglesia no pueden ser alterados bajo presión de ninguna índole y reposa en la solidez del carácter del Pastor, el hecho de que todo aquello se mantenga bajo los modelos bíblicos para que la salud de la congregación sea protegida de toda alteración mundana.

Imagine usted el siguiente escenario: Miembro de la iglesia hablándole al Pastor, El Señor me hablo y puso en mi corazón ayudarle a dirigir una palabra para los varones de la congregación, incluso me dio una palabra para ellos, ¿cuándo cree que podría hacer una reunión con ellos para transmitirles el mensaje? Pastor: ¿Y qué clase de mensaje es? Miembro: No creo que pueda dárselo por anticipado Pastor, El Señor me dijo que esperara hasta el día de la reunión porque El allí se va a manifestar. Ya usted sabe que El Señor es soberano y eso es lo que me ha pedido. Además, le he hablado a unos cuantos varones y están muy deseosos de escuchar lo que Dios ha puesto en mi corazón, también hable con el líder de los varones y a él le ha parecido bien, solo que me pidió que hablara con usted para su autorización final. 

Una pregunta, ¿que cree que debería hacer el Pastor? ¿Desautorizar a su líder de varones? ¿Dejar a los varones a la expectativa de la supuesta revelación? ¿Finalmente desautorizar la soberanía de Dios en este caso? ¿No es esta una presión rastrera, de hechos ya cumplidos? ¿Y si no hay tal revelación sino un deseo de protagonismo del hermano en cuestión? ¿puede usted notar la presión establecida en este escenario desde todos los flancos? ¿Cree que es un escenario absurdo? Créame que pasa en las iglesias más seguido de lo que usted pueda imaginar. Esto y muchas otras cosas que tocan directamente el cuerpo doctrinal, estructural o espiritual de la iglesia, y si el Pastor no está cimentado en su relación con Cristo, fácilmente caerá ante la tentación de agradar al hombre. Después de todo, ¿que tanto daño puede hacer un pequeño mensaje? Eso es lo que no sabemos y un riesgo que no podemos correr. Todo lo que este fuera del orden del Senior es un riesgo inminente para la iglesia y se requiere un Pastor de carácter para frenar en seco cualquier intento de manipulación. La relación con Cristo y el apego a la palabra, son vitales para un buen funcionamiento de la iglesia.