Devocionales

El apóstol Pablo tenía una forma muy especial de ilustrar las cosas espirituales, el uso varias veces frases tales como: si en la carne no lo sé, si en el espíritu no lo sé, o, estar presente en el cuerpo es estar ausente en el Señor. Y aquí nos dice que, estando ausente en cuerpo, esta presente en espíritu, y le confiere un mayor nivel de importancia o jerarquía a la parte espiritual de donde se vale para decir aquellas cosas en las que se goza en el espíritu. 

Vamos a referirnos a esas dos cosas que tanto gozo le traían al apóstol. Note que son dos cosas en específico: el buen orden y la firmeza de la fe en Cristo. Podríamos decir sin temor a equivocarnos que estos son dos pilares del crecimiento de una iglesia.

El orden, el buen orden que debe observarse en cada congregación y que es entre otras cosas muestra visible de la presencia de Dios que es sin lugar a dudas, como lo ensena su propia palabra, un Dios de orden. No solo se trata de que haya orden, se trata de que sea un buen orden, es decir un orden bíblico, no todo orden es motivo de alegría en Dios o señal de que Dios este allí, hay un orden despótico, en el que no existe una pizca de misericordia ni espacio para el error, ¿podríamos decir que eso tiene respaldo de Dios?

Donde hay buen orden, la presencia de Dios se siente, porque el buen orden trae armonía, allí hay, sin que nuestros sentidos puedan percibirlo, (no el cuerpo, más si el espíritu) un ritmo armonioso, una preciosa melodía que atrae la presencia del Señor y la invita a manifestarse. Un buen pastor se preocupará de que la congregación mantenga en todo tiempo un buen orden, donde haya autonomía en cada ministerio, que se acompase al ritmo de la visión que le ha sido dada por Dios, y en ese lugar la presencia del Dios Altísimo será fácilmente manifiesta.

La otra parte del gozo del apóstol es la firmeza de la fe de la iglesia; aquí también es necesario hacer una distinción; firmeza no es en este caso sinónimo de terquedad o de una mente cerrada, en ninguna forma defendemos la fe cuando nuestra mente se apega a una denominación. Conviene anotar que el apóstol se refiere en este caso a “vuestra fe EN CRISTO” (el acento es mío).

Una fe firme está abierta a la revelación del misterio de Cristo, está siempre ávida de entender más, de conocer más, de una mayor revelación y debemos entender que la revelación solo llega a aquel que sabe que aún hay cosas veladas. Buscar la revelación es la mejor muestra de una fe firme, mas esa fe que dice, así me enseno fulano o zutano y así es; no es propiamente firmeza, eso es solo obstinación, terquedad y resistencia al conocimiento pleno. La fe firme indaga, explora, busca, sabiendo que el que busca encuentra, la fe firme no teme escuchar o explorar nuevas aristas de conocimiento porque esa fe está basada en la certeza de que se tiene al Espíritu Santo y conoce que con El como guía, no hay modo de errar, porque la labor del precioso E.S. es justamente la de guiarnos a toda verdad y justicia. Las mentes mi amado lector son como los paracaídas solo son útiles cuando se abren, ni que decir del espíritu. Quien piensa que ya conoce todo está acabado. La biblia lo dice más bonito: El que crea saber algo, aún no sabe nada.

Seamos firmes en nuestra fe y ordenandos en nuestra practica de ella. 

Vea 1 Corintios 14:40 y 1 Pedro 5:9